Torozos, 2011
Homenaje a las víctimas del franquismo
1.1. Significado de nuestra presencia
Estamos aquí en nombre de los Derechos Humanos, para defender concretamente el derecho a la vida y a la integridad física, mediante la lucha contra la impunidad, haciendo presente el conocimiento de la verdad.
Seguimos una sugerencia de las Naciones Unidas, que se definió en el Informe de Diane Orentlicher para la Comisión de Derechos Humanos del año 2005, donde se establecía el derecho a saber y el deber de recordar como instrumentos para combatir la impunidad.
Se ha acabado para nosotros el tiempo en que teníamos necesidad de argüir justificaciones en la defensa de los Derechos Humanos. Son los partidarios directos e indirectos del franquismo los que tienen que dar cuenta de la impunidad que defienden y sustentan.
Nos asiste, pues, la razón y el derecho; además de tener puesto en este acto nuestro corazón, porque somos descendientes de las personas asesinadas o porque, sin serlo, nos compadecemos con ellas.
1.2. No caer en el error
No estamos aquí en nombre de la República, ni de la Segunda, ni de la Tercera, aunque todos los asesinados lo fueron por ser republicanos, después de haber sido reducidos al calificativo común de rojos.
Tampoco estamos aquí en nombre del sindicalismo (y, menos aún, en nombre de la revolución). No rememoramos a la UGT ni a la CNT, aunque la mayoría de los asesinados eran obreros y pertenecían a uno de esos dos sindicatos.
Nuestra causa es mucho más universal: estamos aquí en nombre de las víctimas, de todas las víctimas de todos los tiempos y de todos los lugares, revestidas con las dos cualidades que las definen: inocencia y universalidad. Nos reúne el recuerdo de los asesinados en 1936, pero vale igual para las víctimas de 1950 o de 1975, y para las de Gaza y para las de Libia y para las de Siria y para las de ETA.
Todas esas víctimas se han hecho visibles en los últimos años y todas reclaman el recuerdo para que no se olvide el crimen y para que no triunfe la impunidad. Los que dicen defender a las víctimas de ETA y reclaman el olvido para las víctimas del franquismo son impostores. Nosotros no debemos caer en esa equivocación.
Cuidémonos en este punto de evitar el mayor error, al que Primo Levi calificó de perversión moral, el error que tiende a hacernos confundir e identificar a víctimas con verdugos, ya sea mediante la fórmula querida por los franquistas, aunque expresada inicialmente por un socialista, de que todos fuimos culpables; ya sea mediante la fórmula que usan los etarras y sus partidarios del sufrimiento plural. Ese camino de la equidistancia de las víctimas sólo conduce a la exculpación de los asesinos. Puede que haya habido sufrimiento en el lado de los asesinos, pero es de otra categoría y no se reviste ni de la inocencia, ni de la universalidad. Que se trate, pero aparte, cada cual en su lado, las víctimas en uno, sus asesinos en otro.
1.3. Nuestra causa es una causa justa, la más justa de las causas
Reclamamos el derecho a la Verdad
– Conocer cuántas personas fueron asesinadas y, por eso, queremos citar todos los nombres;
– Saber dónde fueron ocultados sus cuerpos y, por eso, queremos tener el mapa de todas las fosas;
– Dilucidar cómo fueron manipulados sus nombres y sus ideales y, por eso, exigimos una historia crítica, científica, y no escritos ideológicos como el acaba de hacer la Real Academia de la Historia con algunas biografías;
– Conocer, en definitiva, la enormidad del crimen contra la humanidad.
Después de lo que ha ocurrido con Garzón y del escándalo del Diccionario Biográfico Español, creo que es imprescindible que demos los pasos necesarios para crear en España una Comisión de la Verdad, que establezca oficialmente el relato de la represión franquista.
Y reclamamos Justicia:
(“Si la verdad queda establecida y si esta verdad es una verdad terrible,
Una versad de crímenes atroces, de culpas enormes, la falta de justicia
Queda aún más visible y más sentida” -R. Huhle-).
– No para enterrar definitivamente a los muertos y, menos aún, en privado, como si hubiese algo de lo que avergonzarse.
– Sino justicia como primer acto rehabilitador de las víctimas
- Como explicó en 1995 Richard Goldstone, el entonces fiscal de La Haya: “La justicia (es un) reconocimiento del sufrimiento de las víctimas (y ha de ser) parte esencial de su proceso de rehabilitación”.
- O como dijo en el mismo contexto José Ayala Laso, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “Pertenece al proceso de rehabilitación de las víctimas saber que los crímenes están reconocidos oficialmente como delitos y que los culpables tenían que ser condenados”.
Reclamamos Verdad y Justicia, y lo hacemos con la conciencia de estar haciendo lo que debemos hacer, cumplir con nuestro deber ciudadano. Por eso, hoy y aquí, nuestro grito es Verdad y Justicia para las Víctimas del Franquismo.