Jornada sobre microcréditos en Valladolid

 Jornada Microcréditos

El día 13 de junio se celebró la jornada prevista sobre microcréditos, organizada por la Oficina de Cooperación de la UVA (Universidad de Valladolid), a propuesta de la Coordinadora de ONGDs de Castilla y León. Hubo dos conferencias, la primera de Fernando Rodríguez, de la USAL, y la segunda de Jaime Durán, de la UAM.

Fernando Rodríguez hizo una exposición académica y descriptiva, pero fuertemente defensora del sistema de microcréditos. Hizo dos consideraciones de entrada: una, la constatación del fracaso de la cooperación, que no ha producido cambios significativos, por su carácter “imperialista”; la otra, que la doctrina económica asegura que una base esencial del crecimiento es el ahorro.

Esta última idea es la que movió a Yunus a iniciar, con dinero de su propio bolsillo, lo que pronto sería el GRAMEEN BANK. Al dinero de Yunus enseguida se unió la Fundación Ford. Y uno no tiene más remedio que pensar que estamos ante gente muy generosa o ante gente que quiere vender más coches.

Antes de definir el microcrédito, nos informa de su magnitud: entre 92 y 190 millones de prestatarios, y centenares de millones de dólares en circulación. Una cosa muy importante.

Nos cuenta después que hay dos modelos y “medio”, representados por el Grameen Bank y por Acción Internacional, los modelos. El “medio” sería COMPARTAMOS.

El Grameen Bank busca el aval del grupo, o sea, la red social local: grupos de cinco personas, coordinadas en 8 grupos; un total, pues, de 40 vecinos. Tiene un incentivo dinámico: el crédito creciente. Desarrolla objetivos laterales, como enseñar a escribir. Y, sobre todo, se centra en los pobres, en los más pobres entre los pobres.

Acción Internacional no se dirige a los pobres, sino preferentemente a autónomos y pequeñas empresas. Se preocupa de la gestión y, para ello, se convierte en accionista de pequeños bancos. Esa tarea le ha reportado, en algunos casos, muy buenos beneficios, al vender las acciones.

Los dos modelos de microcréditos, por lo tanto, son:

–         El que busca mejorar las condiciones de los pobres, que no es sostenible y depende siempre de los donantes;

–         Y el que trata de ser una herramienta para el desarrollo, creando empresas sostenibles, para lo que necesita donantes iniciales solamente.

COMPARTAMOS es modelo intermedio, pero es la entidad con más clientes, con más activos financieros y con muy buenos beneficios.

Era muy difícil preguntar, porque no entraba en el guión del ponente, pero no nos podíamos resistir. Así fue como tuvo que contestar a la pregunta sobre los intereses, que, en el caso de COMPARTAMOS, rondan el 85 por 100; y lo mismo ocurre con todos los modelos. Intervino en este momento una persona de la sala, hasta entonces desconocida y que resultó ser Jaime Durán, que justificó esos márgenes de interés, porque, según aseguró, los usureros locales prestan a más de 200 por 100. ¡Estupendo!, una liberación, como se puede ver.

Llegamos, así, a la definición del microcrédito, primero en términos positivos y, después, en términos negativos:

–         Es un crédito sin las garantías tradicionales

–         Posibilita el acceso al crédito a las personas no bancarizadas

–         Es de pequeñas cantidades

  • No es un regalo
  • No es sin garantías
  • No es para mujeres
  • No es a bajo interés
  • No es para pequeño consumo
  • No es una actividad altruista

Introdujo, marginalmente el concepto de micro-finanzas, que incluye el micro-crédito, el micro-ahorro y los micro-seguros o las micro-remesas y otros similares.

Supimos, finalmente, que hay unas 5.000 entidades en el mundo que practican el microcrédito y que ninguna de ellas es sostenible. Y conocimos también a los donantes: Agencias bilaterales, bancos multilaterales, Fundaciones e Inversores con distintos intereses. Vaya, algo así como la Virgen del Carmen. Digo yo, si tanto interés tienen en terminar con la pobreza, ¿por qué no repartirán su riqueza esos donantes bienhechores?

La multitud de excusas en las que se enredó para justificar la ausencia de evaluaciones del microcrédito resultó ser la prueba del nueve de sus tesis.

La intervención de Jaime Durán tuvo un tono distendido y trató de contarnos cómo se hace un banco de microcréditos, basándose en su experiencia. Esta experiencia incluye el trabajo para la Cruz Roja durante varios años, un tiempo con Yunus y la organización de un microcrédito en Tanzania con una pequeña Fundación.

Lo primero y más interesante fue el punto de partida: el microcrédito, dijo, es un buen instrumento para la cooperación, pero hay que reconvertirlo. Esto, traducido, significa que lo que existe es carnaza bancaria y se necesita insuflarle ética. ¿Será esta la razón por la que desean con tanto ardor la presencia de las ONGs en la Cumbre del Microcrédito en Valladolid?, me pregunto.

Quedó claro que el microcrédito es una sucesión de créditos, normalmente de periodos semanales; y que dependen siempre de las donaciones. Esto es, se trata de una forma de gestionar las donaciones, que se considera más eficaz. Ya sólo nos falta la evaluación para comprobar esa eficacia.

Las cuestiones esenciales que nos preocupan en Entrepueblos quedaron sin solución o, incluso, sin plantearse:

–         Lo primero, la opción por el crecimiento como forma de desarrollo, en clara contradicción con la defensa del post-desarrollo, en la que estamos.

–         También, la enorme sospecha que tenemos de que encuentre una justificación más el abandono de la financiación de los servicios sociales y del acceso a los bienes naturales, al derivar el uso del dinero de la cooperación hacia el crédito. Seguro que por esta vía llegan al 0,7.

–         Nos asombra la ausencia de toda referencia a economía alternativa y solidaria e, incluso, la ausencia de cualquier tipo de criterio ético en los planteamientos.

–         Lo que aparece fuera de toda duda, aparte del negocio bancario, es la trasferencia de la responsabilidad de la pobreza a los propios pobres.

En conclusión, la jornada fue muy esclarecedora, porque sirvió para conocer los entresijos de los pequeños créditos y porque nos reafirma cada vez con más fundamento en las sospechas que nos producen los defensores del crédito en pequeñas cantidades.

Marcelino Flórez, 13 de junio de 2011

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