La trampa de Martín Garitano

 La trampa de Martín Garitano

En su toma de posesión, primero, como Diputado General de Guipúzcoa, y en una entrevista del día 26 de junio de 2011 en El País, después, Martín Garitano asienta el principio de la equidistancia de las víctimas, un principio al que Primo Levi, víctima del nazismo en Auschwitz, calificó de “enfermedad moral”.

La invocación del sufrimiento plural arrastra una consecuencia, sea o no ese el objetivo de quien lo invoca: confunde e identifica a víctimas con verdugos. De esta manera termina la diferencia entre el bien y el mal, a lo que sigue necesariamente la necesidad del olvido, porque ese laberinto no logra dibujar ninguna salida.

¿A quién interesa esta confusión? Es evidente que interesa a los verdugos, porque así se garantizan la impunidad. Ni siquiera tienen que pasar por el embarazoso peldaño del arrepentimiento. Por eso, no tiene nada de extraño que Martín Garitano, detrás del argumento de la equidistancia, haya reclamado la libertad para los presos, es decir, para los asesinos. Y es igualmente evidente que perjudica a las víctimas, que arrastrarán siempre el sambenito de que “algo habrían hecho”, como hemos oído decir tantas veces, arrebatándoles la inocencia que fundamente su dignidad.

La trampa de Martín Garitano es una perversión moral y alguien tiene que decírselo. Ese alguien no puede ser la derecha española, que participa del mismo razonamiento inmoral, tanto cuando se refiere a los verdugos (del franquismo), como cuando se llena la boca con la defensa de las víctimas (de ETA), a las que pretende convertir en promulgadoras de leyes y políticas.

Las palabras de Martín Garitano vienen del pasado y, aparte de no servir para resolver ningún tipo de conflicto, ofenden a la inocencia de las víctimas. Pero las víctimas, inocentes y universales, están a la vista para siempre y eso obliga a hacer nuevas políticas, a “reorientar el pensamiento y la acción para que Auschwitz no se repita”, como lo expresaba Adorno interpretando a Walter Benjamin. Esta nueva política tiene en el País Vasco un punto de partida inexcusable: la desaparición de ETA y de todo su entorno. Y esta es la razón por la que la vieja política de Martín Garitano, además de tramposa, encierra un peligro.

Marcelino Flórez, 27 de junio de 2011 

 

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