El alcalde de Valladolid ha vuelto a ser noticia nacional a causa de sus declaraciones, esta vez sobre la memoria histórica, que ha calificado como una “nefasta invención de Zapatero”. Ha añadido, según nota de la Agencia EFE, que había que olvidarse “del 18 de julio y de la Memoria Histórica”.
El alcalde de Valladolid es noticia nacional, porque, en su incontinencia verbal, suele expresar las ideas sin ninguna censura, de manera que trasluce con pureza el pensamiento. En este caso, además de la ignorancia que le es propia y del odio al Presidente del Gobierno, que es común a todo el partido, el verborreico alcalde de Valladolid ha sido noticia porque su pensamiento refleja la esencia de la justificación del franquismo, que no es sino la reclamación del olvido del 18 de julio. En esto, ha dado en la diana.
Mal que le pese a León de la Riva, arquetipo del Partido Popular, lejos del olvido, este 18 de julio de 2011 ha manifestado más presencia que nunca del crimen contra la humanidad que fue el franquismo. Tanto la prensa escrita, como la radio y la televisión han dedicado más tiempo y espacio que en otras ocasiones al recuerdo de la Guerra Civil. Y eso ha ocurrido no sólo porque se cumplían 75 años del golpe de Estado que produjo la Guerra, sino porque la memoria de las víctimas ha conquistado definitivamente el espacio público. Lo ha conquistado tanto para las víctimas de los etarras, como para las víctimas de los franquistas. Esto no tiene vuelta atrás.
Los partidarios de los etarras, sin embargo, como los partidarios del franquismo están muy incómodos en esta situación, porque, como decía Horkheimer, “el crimen que cometo y el sufrimiento que causo sólo sobreviven, una vez que han sido cometidos, dentro de la conciencia humana que los recuerda, y se extinguen con el olvido”.
La memoria de las víctimas cumple, por lo tanto, una función social básica desde el punto de vista de los derechos humanos. Es ella la que hace posible llegar a conocer la verdad y, conocida y publicada, es la que reclama la justicia. Toda persona convocada a la ética por el recuerdo de las víctimas está obligada a proteger a éstas hasta que reciban justicia. Es un deber moral, aunque los juristas deberían indagar por si se tratase también de un deber social, equivalente al que nos obliga a ayudar a quienes se hallan en peligro.
Sin darse cuenta, León de la Riva ha vuelto a ser noticia nacional, porque la ausencia de censura en su conciencia ha permitido ver que la impunidad del franquismo sigue siendo reclamada por algunas personas. Si estas personas son miembros destacados del partido que más poder acumula en España, no nos extraña que los medios de comunicación lo lleven a la portada. Y es que esta transparencia hace que nos siga recorriendo un escalofrío por todo el cuerpo.
La sociedad española tiene un déficit considerable de reconciliación. Lo vemos cada día en actitudes y declaraciones de algunos líderes. Para avanzar en esa reconciliación, hay que recorrer un largo camino, que comienza con la verdad, sigue con la justicia y termina con la solicitud de perdón. Como nos ha recordado el alcalde de Valladolid, falta aún dar el primer paso, el de la verdad.