La teoría del queso Gruyere, según la cual el capital internacional va agujereando el movimiento social a través de un sinnúmero de Fundaciones y de personas, éstas normalmente despistadas o tontos útiles, comienza a extenderse y a dar sus frutos.
El primero de esos frutos, que conozco, es la rendición de Jerónimo Aguado, que ha dimitido de la presidencia de Plataforma Rural, al sucumbir al acoso de la denuncia, fundada en la sospecha, frente a la cual es imposible elaborar una defensa.
En este asunto hay algunos hechos: hay dos Fundaciones, Ashoka y AVINA, que son poco de fiar y, desde luego, forman parte de la ideología neoliberal; hay dos subvenciones de esas Fundaciones a proyectos que se realizaron en Amayuelas de Abajo (Palencia) a través de la Universidad Rural Paulo Freire y por mediación de Jerónimo Aguado; y está el mismo Jeromo, que también recibió una ayuda para continuar su labor de compromiso con el medio rural, manifestado a lo largo de más de treinta años.
Con esos hechos se construye el siguiente argumento: Ashoka y AVINA han financiado a C.I.F.A.E.S.-URPF a través de Jerónimo Aguado, luego los proyectos de Amayuelas y Jerónimo Aguado son el instrumento del capitalismo internacional, que ha minado y trata de destruir al movimiento social de resistencia.
Aceptemos todas las denuncias sobre Ashoka y AVINA, sin necesidad de detenernos en la comprobación de las mismas, por el hecho suficiente de ser neoliberales; aceptemos, después de discutirlo en su caso, que no se reciban subvenciones de esas Fundaciones ni de cualquiera otra que sea sospechosa, incluidas las Administraciones Públicas en manos del PPSOE, como escriben los críticos de esta cuerda. Pero no podemos concluir sin más que una determinada subvención ha sido utilizada en contra de los principios de la asociación que la haya recibido, si no podemos aportar algún elemento, por pequeño que sea, que lo demuestre o, al menos, que permita asentar la hipótesis. (Bueno, a no ser que apliquemos aquí esa otra teoría, que podíamos denominar de las bacterias o “principio de precaución”, con la que se concluye que todo el que haya rozado o respirado aire cerca de Ashoka y de AVINA, o de cualquiera de las múltiples asociaciones o personas que se han rozado con esas Fundaciones, ha quedado objetivamente contaminado. En este caso no deberíamos seguir leyendo, pues está todo dicho.)
¿Qué hecho concreto, qué escrito, qué actividad demuestra que C.I.F.A.E.S.-URPF han utilizado una subvención de Ashoka o de AVINA en contra de sus principios fundadores? Y en cuanto a las personas, ¿existe un dato, un solo dato que demuestre que Jeromo es un infiltrado o que ha utilizado mal una subvención? Si no se presenta un dato, si, además, todos los hechos son públicos y transparentes, si son colegiadamente tratados y aprobados, ¿cuál es el fundamento de las gravísimas acusaciones proferidas contra Jeromo y el movimiento social en el que participa?
Porque sólo faltaba que el fundamento de las denuncias, basadas exclusivamente en la sospecha, estuviese motivado por rivalidades personales, por afectos y desafectos. Sería la perfección de la argumentación insidiosa. Yo no voy a investigar ni a razonar por esa vía.
El argumento, como vemos, es poco científico, saca conclusiones rotundas de unas premisas aéreas, pero es un argumento público, que se transmite en escritos, en conferencias e, incluso, en Asambleas de asociaciones, en Ejecutivas de sindicatos o en Consejos de Administración de empresas. Y se producen respuestas, inevitablemente ligadas a la credibilidad que a cada cual le merecen las personas o proyectos en torno a los cuales se teje la sospecha. ¿Cuáles han sido estas respuestas?
En lo que yo sé, ha habido varias posturas. Los que conocen a Jeromo y reconocen su talante bondadoso y honrado se han apresurado a preguntarle qué pasaba, y Jeromo ha dejado todos los papeles sobre la mesa, donde ya estaban, por cierto. Los que le conocen y no le quieren han aprovechado para difundir voces con rumores, por si iba calando poco a poco el argumento. Y los que no le conocen, ¿cómo han reaccionado lo que no le conocen? Muchos han dicho “algo habrá” y se han sentado a esperar el resultado (¡Cómo me recuerda aquel “algo habrá hecho” que estuvimos diciendo de las víctimas del terrorismo hasta el año 1996!). Otros han creído que el asunto no iba con ellos y no han tenido problemas en consentir que siguiera la rueda. Unos pocos, finalmente, han investigado para buscar los fundamentos del argumento.
Sé de dos entidades implicadas en la insidia con las que ha podido demostrarse la falacia a tiempo. Se trata de Equo y de Fiare. A Equo se le acusó de estar construido para desmovilizar al movimiento social por la presencia en su Consejo Asesor de Pedro Arrojo, que había recibido en una ocasión una subvención de AVINA. Pero ocurrió que Pedro Arrojo apoyó la alianza electoral de la Chunta Aragonesista con Izquierda Unida y no con Equo, con lo que la acusación falsa, sin más sostén que la sospecha insidiosa, cayó por su peso. A Fiare se le acusó de tener “alianzas” con Ashoka y AVINA y con varias otras bacterias horadadoras de queso que están contaminadas por esas Fundaciones. En este caso fue fácil demostrar que no existe ninguna de esas alianzas y ninguna contaminación, no sólo porque de hecho no existen y así lo afirmaron los responsables al ser consultados, sino porque todo el argumento se reducía a erróneas lecturas de escritos que circulan por internet.
Pudo demostrarse que la sospecha era humo, pura falacia, aunque se convirtiera en insidia y en insulto al usarla irresponsablemente en público. Pero Jeromo ha caído, porque, aunque es un militante probado, es débil y ha caído. Quizá hayan influido las respuestas recibidas ante las sospechas, ya que, por muchos que hayan sido los afectos manifestados, los silencios y las maledicencias pesan en exceso.
No sé si Ashoka y AVINA terminarán de horadar todo el queso, pero el movimiento social realmente existente en el campo español, no el de los despachos, ha quedado más que horadado. Y no sólo en el campo, porque en este asunto ha habido demasiados silencios y muy poca investigación. Eso también traerá consecuencias. No puedo por menos de dar la enhorabuena a los artífices y difusores de la falacia, que ya han comenzado a recoger sus frutos. Enhorabuena, sí; pero también lección aprendida sobre los compañeros de viaje.