A medida que se acercan las elecciones europeas, redoblan los tambores de la unidad de la izquierda. Es pura retórica, como podremos comprobar muy pronto. El último revulsivo ha sido Pablo Iglesias y su PODEMOS, un movimiento ligado al anticapitalismo y, tal vez, nacido en el seno del partido político que lleva ese nombre, como anuncian algunas informaciones. No es más que una disputa de espacios, afirmando cada cual su identidad. Esto a mí no me disgusta, pero sostengo que no se está hablando de unidad, por más que se recurra a ese concepto como si de una plegaria se tratase.
El movimiento unitario promovido inicialmente por Izquierda Unida apenas ha avanzado, al limitarse la oferta a la incorporación a la “casa común”. Más que una convocatoria de unidad, era una invitación a la adhesión y parece que ha tenido poco seguimiento. Hubo un momento en que pareció que iba a cuajar la unidad con el anticapitalismo, pero ya vemos que no ha sido así y, de ahí, el envite que protagoniza el nuevo tribuno, Pablo Iglesias. No sabemos si llegarán hasta el final, pero con Izquierda Unida han cerrado prácticamente las posibilidades de acuerdo, al poner como condición la celebración de primarias abiertas, cosa que no están dispuestos a aceptar los partidos que controlan IU, como está probando en carne propia la Izquierda Abierta de Llamazares.
A lo largo del proceso pseudounitario, hay muchos grupos que no han terminado de encontrar ubicación hasta ahora. El primero y principal es Iniciativa per Catalunya-Verds, que sufre un visible desdoblamiento de personalidad. Por una parte, concurre a las elecciones junto a la fórmula catalana de Izquierda Unida (después de desatender la oferta soberanista de CiU, aunque manteniendo gran actividad para tratar de llegar a un acuerdo catalanista de izquierdas para las siguientes convocatorias electorales) y, por otra, se adscribe al Grupo Verde en el Parlamento Europeo. Así, al no ir coaligada con Equo y al tratarse de un distrito electoral único, la gente podrá votar a dos versiones del mismo Partido Verde Europeo. No sé cómo se resolverá eso, ni a quién corresponde aclarar la situación, pero la contradicción no puede durar eternamente.
Algo parecido le podría ocurrir a Compromís, que también es reconocido como la referencia del Partido Verde en la Comunidad Valenciana. A diferencia de ICV, aún no ha decidido si concurrirá en una lista con Equo, pues, de otra manera, corre el riesgo de no obtener representación en Europa.
Quedan muchos otros grupos desubicados: ¿con quién van a ir las CUP catalanas o el ANOVA gallego o la propia Chunta Aragonesista? ¿Volverán a formar una candidatura nacionalista en torno a ERC? Hay muchas incógnitas aún por resolver y no es porque no haya habido tiempo de plantearlo y de solucionarlo.
Me parece que hay un problema principal, que es haber tomado conciencia o no de los cambios que están teniendo lugar en la vida política. Es probable que los dos grandes partidos sufran una rebaja significativa de votos en mayo, pero mucho me temo que les puede ocurrir algo parecido a otras fuerzas políticas tradicionales. Veremos qué pasa con los nacionalistas, tanto los más derechistas, como los que se imaginan de izquierdas. Veremos también qué atractivo consiguen las nuevas propuestas de PODEMOS y del Partido X, que se ofrecen como alternativas desde la nada a las personas descontentas. Veremos si hay alguien con fuerza suficiente para atraer a la abstención. Pero veremos, sobre todo, qué pasa con Equo, que ya lleva dos años de experiencia política, que comienza a ser conocido, que ha dado pruebas de practicar la democracia directa, tanto en la designación de candidaturas, como en la elaboración de programas, que renuncia a la financiación bancaria, y que es el referente inequívoco para Europa de la ecología política. Esta es la gran incógnita y el gran temor de la izquierda tradicional.
Después de la prueba, quizá podamos retomar las propuestas de unidad, que no será nunca una unificación de partidos, sino ofertas abiertas de programas comunes con democracia directa. Los que ahora se llenan la boca con la unidad están pensando realmente en otra cosa. Ya lo estamos viendo.
Marcelino Flórez