Lo que está pasando

Seguimos sin saber lo que va a pasar y, un mes después de la fracasada investidura, sólo hemos visto cómo se añade confusión y teatralidad al conocimiento. La opinión ha invadido la vida pública. Los líderes, especialmente los dos emergentes o emergidos, no cesan de transmitir opinión, que, por otra parte, cambia continuamente. Si hace un mes el mayor obstáculo para un pacto de investidura o de gobierno parecía proceder de ‘Podemos’, hoy parece venir de ‘Ciudadanos’. En vano buscará el observador un solo documento o un solo hecho que valide la opinión formulada. La vida política se ha transmutado en teatro.

La representación va dirigida a la ciudadanía, aunque hay unos intermediarios, los tertulianos, que añaden opinión a la opinión, de donde surge un maremágnum de pura confusión. Cuesta seguir a los tertulianos, por irrelevantes, pero alguna vez me lo impongo como penitencia. Y compruebo que es casi imposible encontrar una persona en los medios que localice un hecho, lo analice y comunique los resultados. Lo habitual es que los tertulianos opinen sobre las opiniones teatralizadas y expresen, más que análisis, los deseos que tienen. Ha llegado a ser imposible, por eso, seguir una tertulia, en la que se conoce de antemano lo que cada persona va a decir y, por eso, las tertulias han devenido en muchos casos en provocación e insultos. Creo que mi hartazgo y mi desánimo se explica por el teatro, o sea, la conversión de la realidad en ficción y el hartazgo de otras personas puede tener los mismos orígenes. De lo que parece haber poca duda, y esto semeja más un hecho que una opinión, es de que la sociedad se está hartando de la teatralidad.

En medio de toda esta teatralidad, sin embargo, tienen lugar algunos hechos. Hace unos días Pedro Sánchez se reunió con Albert Rivera y parece que refrendaron los acuerdos vigentes. En los mismos días se reunió con Pablo Iglesias y acordaron seguir hablando (en público y, quizá, en secreto). Este acuerdo se viene concretando en algunas actuaciones parlamentarias y en la reunión de una mesa de tres, prevista para el día 7 de abril. Estos son los hechos, que la teatralidad enmascara continuamente y, por eso, no sabemos lo que está pasando. Hay que esperar a que avance o termine el recorrido de la mesa de tres. Entonces, Pedro Sánchez, el único que apenas actúa en el teatro, siendo el protagonista principal, dirá la última palabra. Sea la que sea, nos va a coger a todos un poco desencantados.

Marcelino Flórez

 

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