Sí hay salida

Culminado el revolcón a Rajoy, donde todos los grupos parlamentarios han coincidido y han quedado satisfechos, al poder explicar con tanta claridad y facilidad las razones del no, comienza otra etapa. El revolcón ha dejado en evidencia a los agoreros, esos que exhiben en las manifestaciones el eslogan de “PSOE_PP la misma cosa es” (ellos no dicen “cosa”, utilizan otra palabra, que, si yo transcribiese aquí, ensuciaría todo el escrito) y ha dejado en evidencia a la caterva mediática, que se adhería al mismo eslogan, sustituyendo la palabra cosa por constitucionalismo, coherencia, lógica y cualquier palabra bonita, aunque la retahíla se puede sustituir por un sinónimo: directrices del IBEX.

El revolcón a Rajoy ha sido posible gracias al prudente silencio de Pedro Sánchez, que ha logrado superar las presiones desvergonzadas de la totalidad de los medios de comunicación, de sus dueños y de sus aliados, entre los cuales hay que sumar a los agoreros, los barones y una suma, tan heterogénea como real, de gente plebeya, aplicada esta calificación no al orden social, sino al del conocimiento. De modo que quien ha ganado este envite ha sido Pedro Sánchez, que ha derribado a Rajoy, ha silenciado a la caverna mediática, ha echado a un lado a sus barones y se ha afianzado en el puesto de líder de la oposición y, probablemente, del partido. Ahora toca construir la alternativa y esa es la dificultad.

No puede encabezar la alternativa de gobierno Pedro Sánchez, que ya lo intentó y resultó fallida en marzo. No lo puede intentar, al menos, en tanto que coalición de gobierno.

No puede ser una coalición con Unidos Podemos, porque el error del 2 de marzo, simbolizado en la cal viva, nunca expresamente reconocido y nunca asumidas responsabilidades políticas, se ha reforzado en la constitución de las presentes Cortes. Recuerden la anécdota esencial de aquel día: un diputado catalán del grupo socialista, José Zaragoza, respondió a la pregunta de un compañero que Manuel Monereo era “el ideólogo de la pinza con Anguita”; éste, que lo oyó, le espetó: “Y vosotros los del GAL, los de Barrionuevo, los de la corrupción, hijo de puta”. Todo, a voces. Es el símbolo perfecto de la desconfianza y de la barrera infranqueable, el símbolo de los agoreros, que muchos, si no todos los dirigentes de un sector de la izquierda, siguen públicamente exhibiendo. Ahí no hay salida.

No puede incluir la alternativa a los nacionalistas catalanes, que dejan clara en cualquier intervención una premisa que anula el resto del programa: referéndum de autodeterminación. Así no se puede dar un paso.

Pero sí hay alternativa: una mujer o un hombre bueno, del perfil de Ángel Gabilondo, que se humilló hasta el extremo para negociar un pacto educativo con el partido popular de María Dolores de Cospedal, con quien la crispación había alcanzado niveles más altos que los establecidos por Aznar, lo que ya parecía imposible. Un hombre o una mujer buena con un perfil así puede ser propuesta para encabezar un gobierno y sería muy fácil acordar un programa común: derogación de la LOMCE y premisas para un pacto educativo, derogación de las leyes mordaza, derogación de la reforma laboral y propuestas para un nuevo Estatuto de los Trabajadores, recuperación de los medios públicos de comunicación, reforma de la ley electoral, proyecto para una reforma de la Constitución, plan específico contra la corrupción y líneas generales para la elaboración del presupuesto anual. Un programa así lo puede apoyar el PSOE, Unidos Podemos, Ciudadanos, el PNV y, si quieren, los nacionalistas catalanes. Sólo se requiere que los líderes renuncien a sus egos y opten por hacer política parlamentaria, o sea, resolver en el parlamento sus diferencias. Una alternativa así respondería, además, a las demandas que hizo la gente aquel recordado 15 de mayo de 2011.

Marcelino Flórez

2 comentarios en “Sí hay salida”

  1. Reblogueó esto en Baladringy comentado:
    Como viene siendo habitual, estoy de acuerdo en casi todo con Marcelino: creo que Pedro Sánchez ha ganado peso como político, pero está quemado como presidente. Gabilondo, pero no sólo él, sería una opción ilusionante.
    El «casi», que yo no creo en la enmienda de unos y otros. Dudo mucho que caiga un repentino ataque de humildad sobre la muchachada podemita, ni un golpe de coherencia sobre los ciudadanos de Rivera. Siendo los mismos, no cabe esperar cosa distinta.
    A pesar de ni escepticismo , o precisamente por él, una lectura más que recomendable.

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